domingo, 4 de março de 2018

COMO SE USA EL LABERINTO GLOBAL


El laberinto es como el camino de la vida: Un campo de múltiples senderos posibles sobre el que podemos jugar múltiples juegos, ya sin reglas o con las reglas que nosotros mismos inventamos o aceptamos, bien para seguirlas o para saltárnoslas, que es en lo que consiste la libertad creativa humana.

Propongo una regla para el Laberinto Global, pero estaré encantado de leer vuestras sugerencias sobre reglas más interesantes, las  que me hagáis llegar al mensajero de  Facebook/Manuel Castelin 3.

Lo que yo diseñé, siguiendo inspiraciones que me llegaron en el laberinto verde de la Amazonia Brasileira, es lo siguiente: El laberinto de caminos espirales  en forma de ocho que recomienzan donde acaban, como los ciclos de la vida, tiene 55 estaciones dobles, numeradas de 0 a 109, como los años posibles de nuestra encarnación, cada una con un título, un signo, una ilustración y  un texto que marcan su sentido. Son dobles porque, en nuestro mundo dual, cada elección que hacemos porta con ella a su contrario o  su complemento. 

COLOQUÉ CADA DOS ESTACIONES POR EL FRENTE Y EL REVÉS DE CADA UNA DE LAS 55 "CARTAS DEL PEREGRINO". En mi próxima entrega de este blog  daré la lista entera de los títulos de todas ellas, que marcan su sentido. En cada viaje laberíntico que describamos, mostraremos las imágenes de las cartas que le corresponden y profundizaremos en cada tema.

Inicio una novela que es siempre, para mí, un viaje. Por ejemplo, Orfeo sale de su patria, Tracia, al norte de la Grecia actual, y se va con los Argonautas hasta la Cólquide, que es hoy la república caucasiana de Georgia. Al regresar, su esposa muere y él se va hasta el Finisterre del Mundo Antiguo, hoy Galicia, España, buscando la entrada al Mundo de los Muertos para intentar rescatarla.

Antes de entrar en él, hay que hacer un reciclaje consciente de los ciclos septenarios  de los años vividos anteriormente, tal como se ve la película de la propia vida al morir, perdonando, honrando y  agradeciendo a quienes nos enseñaron con dolor o con amor, bendiciendo para armonizar, extrayendo lecciones y planeando nuevos ciclos más evolucionados. Esa es la reflexión que facilita el sendero meditativo del laberinto.

Me voy a Google Hearth y adapto a la pantalla de su visor el mapa de los países que hay entre  Georgia y Galicia, aunque puedo alargarlo hasta Irlanda, si se me ocurrió contar en la novela como los galaicos de la Edad del Bronce llegaron hasta ella. Toco la tecla IMPR PANT.

Me voy ahora a Phothoshop, digo: “nuevo” y “pegar”. Y recorto el mapa.
En una capa superpuesta a él, le pego el siguiente laberinto numérico:

...O, directamente, este otro en el que hay sólo números:

 Luego le quito a la imagen del laberinto numérico suficiente opacidad para que el mapa se transparente en la capa de debajo. Operaciones que conoce quien usa el Phothoshop.

Las 55 “Cartas del Peregrino” están numeradas por derecho y revés, una estación y su contrario o su complemento. Barajo y, con los ojos cerrados, escojo del mazo extendido, 10 cartas dobles. Sus números, colocados sobre los del mapa en el orden lineal en que salieron, me marcan las 10 estaciones principales del guión, y el sentido y contrasentido esencial de cada una, el resto es imaginar y vivir la novela sobre esa estructura conceptual básica. De la manera más libre y flexible posible, claro.

CLIC AQUÍ, para visualizar algunas de las imágenes de LAS CARTAS DEL PEREGRINO  http://cartasdoperegrino.blogspot.com.es/

Lo mismo puedo hacer para planear un viaje por países que desconozco. Por ejemplo: Islas del Pacífico Sur.

Saco de Google Earth el mapa de ese océano, entre las costas orientales de Australia y las occidentales de América del Sur, dejando fuera,  al norte,  Hawai, y al sur la Antártida.

Lo imprimo en Phothoshop, le superpongo el laberinto numerado y lo hago trasparente. Ya puse números dobles en espirales sobre la mayor parte de esa extensión del océano.

A continuación, barajo las Cartas del Peregrino y, con los ojos cerrados, escojo del mazo extendido, 10 cartas dobles. Si algún número me cayó en pleno mar, lo corro hasta la isla más próxima. Si no la hubiese cerca, tiro otra carta, u otra. 

Lo que sale para mí en un lugar es para mí, no para otra persona, ni siquiera si alguien me acompaña.. La carta me da una sugerencia evolutiva personalizada, algo que experienciar, conscienciar y trabajar.

Ya tengo mi recorrido diseñado y una sugerencia conceptual de algo que trabajar mentalmente en cada estación. Uniré esos diez puntos según me vaya enterando, en las páginas web de las agencias de vuelo o navegación, o de los consulados que exigen visados… de la manera más conveniente y económica de hilar el viaje entre ellos.

 No tengo que despreciar lugares que no parecen paraísos. En el lugar más humilde y desconocido nos puede esperar una intensa aventura, relaciones importantes, un gran aprendizaje evolutivo e inspiración para una novela u otras obras de arte. Y podemos con todo. Si no es un centro turístico, mucho mejor.


EJEMPLO: EL VIAJE VIRTUAL-LABERÍNTICO "ISLAS DEL PACÍFICO SUR" QUE ESTOY PREPARANDO:
34-35: La Profesora/Examina el Pensamiento. Nueva Zelanda
42-43: La Tentativa/El Peregrino. Islas Chatham
32-33: La Receptividad/El Bloqueo. Nueva Caledonia
14-15: La Ilusión/La Aventura. Islas Salomón, Marshall, Vaunatu
46-47: La Conexión/El Laberinto. Islas Fiyi.
44-45: La Confianza/La Desesperanza. Tonga, Niue.
28-29: La Rendición/La Soberbia. Wallis y Futuna, Kiribati, Samoas.
24-25: Autoexamen/Interiorización. Islas Cook, Islas Sociedad (Tahití), Islas Tuamotu.
58-59: El Fuego Interior/La Sensualidad. Islas Marquesas
68-69: La Disciplina/La Inconstancia. Islas Galápagos.

Éste va a ser mi segundo viaje virtual y la segunda parte de mi próxima novela consecuente. Como me encuentro en España, lo haré al contrario: Desde las Galápagos a Nueva Zelanda y las Islas Chatham. La primera parte de mi novela, que podrá titularse algo así como  "La vuelta al mundo viviendo al día". Consistirá en navegar como ayudante en un velero desde Vigo a las Canarias y, de allí, al Caribe. En Panamá, Colombia o Ecuador, buscaré otro velero o veleros que vayan a Galápagos, visiten las islas oceánicas citadas arriba y, por fin, Nueva Zelanda. En la tercera, cuarta y quinta parte de la novela veré como monto laberintos para continuar a Australia, Nueva Guinea, Filipinas, Indonesia, cruzar el Índico, contornar África y regresar a Vigo por el Atlántico, sin llevar dinero previo y sólo ganándome la vida colaborando con otros viajeros y usando de mis habilidades de artista pintor y contador de historias.

 Puesto a viajar, especialmente por archipiélagos, si me entero de algún lugar interesante próximo a alguno de los puntos elegidos, trataré de conocerlo. El turista se atiene a los espacios y tiempos programados, el viajero, por lo contrario, se aventura y se integra en cada lugar, ama, colabora, construye, aprende la lengua y la cultura local, honra el lugar y a sus vecinos, como si esa fuese su nueva tierra-esposa para sempre, sin data predeterminada de salida, mas sin el menor apego, cuando se siente la intuición de que llegó el buen momento para seguir viaje..

Si quisiera hacer un recorrido menor, puedo reducir el número de cartas que tiro. O utilizar un mazo de ellas menor, con sólo arcanos mayores, por ejemplo. Puede hacerse un gran viaje, o una gran novela, sin salirse de cuatro, tres o hasta dos escenarios.

Todo es mental y la mente extraordinariamente maleable. Un buen viajero puede incluso hacer un gran viaje por las múltiples dimensiones de un solo cuarto, igual que un buen escritor o un buen pintor es capaz de sugerir infinitas perspectivas y potencialidades de realidad sobre un solo cuadro. El más alto de los artistas parió los universos a partir de un big bang de su imaginación, y los sigue expandiendo, combinando y transformando en una interminable deconstrucción creadora.




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